Hacia fines del siglo XIX, Paraguay comienza a perfilarse como un país expulsor de población, principalmente a la Argentina. Esa tendencia se mantiene casi inalterada durante los 140 años posteriores y, si bien durante ese lapso arriban pequeños grupos de migrantes europeos y americanos, entre los que se destacan los flujos de brasileños en los años sesenta, que dejan sus huellas a través de la fundación de importantes colonias agrícolas y centros urbanos hoy florecientes, con el correr del siglo XX y XXI son las corrientes de emigración las que se acrecientan y se expanden hacia otros países de la región y de fuera de la misma, tales como Estados Unidos de América, España, Italia, Francia, entre otros.

Las cifras más recientes de emigración paraguaya permiten estimar a inicio de 2010 en alrededor de 777.000 el total de emigrantes actuales, representando casi el 12% de la población total al 2010. Durante la reciente década han arribado al país nuevos flujos de inmigrantes de origen libanés, chino, coreano, brasileño, vinculados a la actividad comercial fronteriza con el Brasil, en particular en Ciudad del Este, Pedro Juan Caballero, Saltos del Guairá.